APRENDIZAJE DE UNA LENGUA EXTRANJERA: CONTEXTO DE ADQUISICIÓN Y USO
¡Hola de nuevo!
Después de un mes de clase bastante movido, volvemos a una de las primeras sesiones del año para hablar de las situaciones y variables de enseñanza de las lenguas extranjeras, que vimos con Gonzalo a principios de enero. Como su nombre indica, este tema pretende proporcionarnos unas nociones sobre los diferentes contextos de adquisición de las lenguas, ya sea inicial, segunda lengua o lengua extranjera (conceptos que aclararemos en esta entrada) y sobre las variedades de las mismas. Aunque estaba previsto profundizar un poco más en el tema durante la última semana de clase, una serie de imprevistos lo impidieron, por lo que sustituimos la clase por la realización de nuestro repertorio lingüístico, que también incluyo más adelante.
Para definir el contexto de aprendizaje de las lenguas acudimos a una serie de términos que determinan su contexto de adquisición y su contexto de uso. Antes de comenzar el curso, he de admitir que, aún habiendo cursado un grado de lenguas, no tenía muy claro ninguno de estos conceptos. Para mí, solo existían las ‘lenguas madre’ y las ‘lenguas extranjeras’ y solo consideraba dentro de esta clasificación las lenguas que había estudiado en el contexto formal y no formal. Así, fue una sorpresa descubrir que también se podía considerar mi competencia en otros idiomas que nunca había estudiado pero que, por contacto o por similitud, sí que puedo comprender y/o producir.
En primer lugar, en cuanto al contexto de adquisición, podemos distinguir entre la ‘lengua inicial’, la ‘segunda lengua’ y la ‘lengua extranjera’. En cuanto a la primera, es aquella que aprendemos en primer lugar y de forma natural e inconsciente en el contexto familiar, aunque más tarde se profundice en la escuela. También se denomina L1, lengua materna o lengua natal y servirá como base cognitiva para la persona, es decir, como herramienta para describir la realidad en un primer momento. En mi caso, es el español. En lo referente a la ‘segunda lengua’, es la que aprendemos tras haber adquirido la inicial en contextos tanto formales como informales, pero distintos del materno. Por último, las lenguas extranjeras son todas aquellas que no son propias del país en el que crecemos y que aprendemos conscientemente con un objetivo claro, que puede ser académico, de comunicación, laboral… En este caso, generalmente, se adquiere la lengua en el contexto formal.
En segundo lugar, podemos denominar a las lenguas según su contexto de uso, distinguiendo entre ‘lengua habitual’, ‘lengua de trabajo’ y ‘lengua vehicular’. Estas denominaciones son más descriptivas que las anteriores ya que nos proporcionan una idea aproximada de qué pueden ser. La primera, por ejemplo, se denomina ‘habitual’ porque es la que utilizamos en nuestra vida diaria, en la mayoría de las situaciones comunicativas a las que nos enfrentamos. La segunda, en cambio, es la que se utiliza, de forma estipulada y formalizada, dentro de un grupo cerrado en un contexto laboral. Aunque en muchos casos coincide con las lenguas del país, cada vez más empresas, sobretodo las de mayor tamaño, optan por el inglés (o incluso el francés, por ejemplo, en Citroen), a causa del crecimiento del comercio internacional en las últimas décadas y a la globalización. Por su parte, las lenguas ‘vehiculares’ son las que sirven para la comunicación de un grupo concreto, de nuevo, de forma estipulada, es decir, acordada según la intención comunicativa y el perfil lingüístico de los integrantes del grupo. También es la llamada ‘lengua franca’.
Por último, trabajamos el concepto de ‘repertorio lingüístico’, que alude al conjunto de lenguas y variedades conocidas por un hablante o por una comunidad, es decir, su perfil lingüístico. Como explicaba previamente, este repertorio no incluye solamente las lenguas adquiridas en el contexto formal, sino que también valora aquellas que hemos adquirido por contacto o por cercanía, debido a la interconexión de las lenguas, que permite distinguir similitudes entre las mismas y facilitar su comprensión y su aprendizaje. Por ejemplo, en el caso de mi padre, estudió en su momento español, gallego, inglés y alemán, pero también comprende el portugués, por cercanía tanto geográfica como lingüística y el francés e italiano, aunque no pueda hablarlos de forma fluida. Como indicaba en la introducción, os dejo mi repertorio lingüístico junto con el de parte de mi familia:
Nosotros, en clase, trabajamos todos estos conceptos utilizando diferentes herramientas, en concreto los diagramas de Venn y los placemats. Los primeros, son esquemas que muestran conjuntos de elementos mentaste círculos para representar las relaciones entre ellos. Aunque originalmente nació en el ámbito de las matemáticas, es una herramienta que se puede utilizar en cualquier actividad y es muy útil en el aula para hacer comparaciones entre dos elementos. En clase de Gonzalo, los usamos en grupos para hablar sobre los elementos comunes y distintos entre la adqusición de la lengua materna y de la lengua extranjera; luego, lo pusimos en común con el resto del aula. A continuación, os dejo un link a una página de docencia en el que explica cómo sacarle el máximo partido a los diagramas de Venn en el aula:
En lo referente al ‘placemat’, consiste en dividir un rectángulo entre los integrantes del grupo, para que todos ellos contesten en su parte correspondiente a una pregunta concreta, para luego consensuar la respuesta grupal que se plasmará en el espacio central. En clase, se adjudicaron una serie de preguntas a cada grupo, para que las contestásemos utilizando esta herramienta. En nuestro caso, las preguntas fueron: (1) En la Unión Europea se hablan más de 40 lenguas distintas, ¿Se usan todas en el parlamento? y (2) En la Unión Europea se hablan más de 40 lenguas distintas, ¿Se usan todas en la Comisión Europea?. También os dejo un enlace al espacio web de recursos educativos ‘Orientación Andújar’ donde explican el concepto y proporcionan plantillas para usar esta herramienta en el aula:
En conclusión, este tema sirvió para aclararnos una serie de conceptos que, aunque conocíamos, no teníamos bien delimitados, ni claros. Ahora, no solo conocemos mejor nuestro perfil lingüístico, sino que también podemos analizar más concienzudamente los de los demás. Esto puede ser muy útil como docentes de lenguas extranjeras, ya que podremos adaptar nuestra metodología al repertorio lingüístico de nuestro grupo-aula y de nuestro alumnado, en concreto. Además, hemos podido añadir dos herramientas más a nuestra lista, para poder utilizarlas en nuestro futuro como profesoras.
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