Tema 6: la programación didáctica, ¿guía o limitación?
¡Hola a todos!
Como imagino recordaréis, en el tema 6, con Gonzalo, tratamos todo lo relativo a las programaciones didácticas en la Educación Secundaria. Para ello, hablamos del concepto per se, de su estructura, de las programaciones vigentes en la legislación actual y de las particularidades de la EOI.
Como indican Pino-Juste y Mayo (2011) la programación didáctica es un «instrumento pedagógico-didáctico que articula el conjunto de actuaciones del equipo docente y persigue el logro de las competencias y objetivos de cada una de las etapas». Es decir, dándole la vuelta, es una herramienta para planificar y desarrollar el currículo de cara a la actuación docente de forma que se alcancen los objetivos establecidos en él y atendiendo a las características del alumnado, al Proyecto Educativo del Centro (PEC), a los rasgos de la materia concreta…
Por tanto, en mi opinión es un documento de esencial importancia para nuestra labor, ya que, en verdad, nos indica el camino que debemos seguir y nos dicta las pautas para la aplicación del currículo en el aula.
No obstante, todos conocemos perfectamente la importancia de esta herramienta, ya que nos lo han repetido hasta la saciedad durante los últimos cuatro meses. Es por esto que en esta entrada he decidido darle la vuelta a la tortilla.
Mientras preparaba la materia, encontré un artículo en una revista de magisterio en el que un docente experimentado (para más inri, que ha recibido el Premio Mejor Docente de España en 2018) criticaba las programaciones didácticas y ponía en duda su importancia para nuestra actuación. Esto no me sorprendió, dado que, en general, todo lo que tenga que ver con leyes y normativas de cualquier ámbito tiene críticas y oposición. Sin embargo, si bien no me ha hecho cambiar de opinión, me gustó mucho el razonamiento y los argumentos que aportó el autor para defender su posición.
La dictadura de la programación didáctica (Toni García Arias, 2019) empieza admitiendo que, como todos nosotros, al principio de su trayectoria profesional consideraba a la programación el ‘eje central’ de la labor docente, ya que (de nuevo, l igual que nosotros) eso le habían enseñado en su carrera. Sin embargo, afirma que su perspectiva ha cambiado tras años de ejercicio, al vivir la realidad de la docencia en el aula.
Por ejemplo, critica los estándares de aprendizaje, que no hacen más que dividir y subdividir los objetivos fundamentales de la enseñanza de forma que se pierda la unificación y la esencialidad de los mismos. Además, esta excesiva subdivisión solo hace que tengamos que atender a demasiados subobjetivos (que, en el fondo, podrían se uno más general) de forma que no consigamos ninguno en profundidad.
Esa excesiva división subatómica y la obligatoriedad de evaluar casi un millar de estándares de aprendizaje
en un solo curso, hace que los docentes pasemos muchas veces de un contenido a otro con gran velocidad
sin poder casi profundizar en ninguno de ellos. [...] nos vemos muchas veces obligados a evaluarlos una sola
vez en el curso, con lo que un alumno -por ejemplo- puede superar el estándar de la regla de acentuación
un día 2 de diciembre y tenerlo superado para toda su vida aunque en las siguientes pruebas hasta que
finalice 6º de Educación primaria observemos que no sabe acentuar. Y lo mismo sucede si el estándar
está suspenso. (García, T., 2018)
Y lo mismo, alega, sucede con la integridad de la programación didáctica, ya que la excesiva planificación puede llegar a ser un obstáculo para la individualización de la docencia y para el verdadero aprendizaje. Por ello, concluye que si bien el documento por sí mismo es útil y necesario, el problema está en la excesiva importancia que se le da, y que el profesorado también debe tener su libertad para ejercer, sin la infinidad de límites que en ocasiones nos imponen las legislaciones.
BIBLIOGRAFÍA:
CONSULTADA:
Vírgula (2018). Definición de programación didáctica por autores. Recuperado de: https://virgulablog.es/programacion-didactica/definicion-programacion-didactica/
Rodríguez Laguía, F.J., Herraiz Gascueña, M. y Martínez Cano, A. (2010). Las competencias básicas y la programación didáctica. Recuperado de: https://bit.ly/2QggLXL
CITADA:
Cantón Mayo, I. y Pino Juste, M., (2011). Diseño y desarrollo del currículum. Madrid: Alianza Editorial.
García Arias, T. (2018). La dictadura de la programación didáctica. Recuperado de: https://www.magisnet.com/2019/09/la-dictadura-de-la-programacion-didactica/
Ola María!
ResponderEliminarGustoume moito ese artigo de Toni García Arias e a opinión que nel expresa. Eu considero que as programacións didácticas se deberían empregar coma un guión; un guión que marca o camiño a seguir. Sen embargo, tamén opino que é bastante difícil completar ese camiño nun tempo determinado como é un curso académico sen comtemplar as posibles necesidades que teñan os alumnos. Para min, unha programación é un documento bastante idílico, pois, dependendo das capacidades individuais dos estudantes, pódese tardar máis ou menos en asentar un coñecemento. Ademais, paréceme absurdo continuar ensinando contidos de maior complexidade se non se asentaron as bases necesarias para comprendelo. É por isto que concordo no exemplo dos acentos que emprega o autor, moi acertado, baixo o meu punto de vista. Noraboa por atopar ese artigo que nos mostra un punto de vista diferente do que temos escoitado.
Un saúdo,
Samuel Torres Rey
¡Hola María!
ResponderEliminarMe ha encantado el enfoque que le has dado a tu entrada. El punto de vista que expones, en contra del encorsetamiento al que están sometidas las programaciones didácticas, es sumamente interesante.
Aunque como bien dices, la programación didáctica es centro neurálgico de nuestra labor como docentes y por ello debe estar confeccionada al milímetro, o al menos lo más que se pueda. Sin embargo, también es cierto que todo mecanismo, por muy exacto que sea, debe ajustarse a la realidad de la práctica, y por eso una visión distinta sobre las programaciones didácticas siempre se agradece.
Tal vez, y solo tal vez (esto ya es una opinión propia) habría que conseguir el equilibrio exacto entre la rigidez y la flexibilidad, pero claro, esa es una ardua tarea para gente mucho más experimentada que nosotros. De todas formas, sí que me gusta pensar que en nuestro futuro docente, y con el paso de los años y las vivencias laborales que vayamos adquiriendo, tal vez a alguno de nosotros se nos encienda una bombilla y se nos ocurra alguna forma de perfeccionar algo tan delicado.
De nuevo, gracias por esta entrada tan refrescante que como mínimo me ha hecho pensar en cosas nuevas.
¡Un abrazo!
¡Hola María!
ResponderEliminarMe ha parecido muy interesante leer tu entrada, ya que presentas las dos opiniones principales sobre la utilidad de las programaciones didácticas. En mi opinión, la planificación es un aspecto importante en la programación de un curso, ya que funciona como guía para el ejercicio de la labor docente. Dicho esto, es importante tener en cuenta que se ha de adaptar la programación didáctica a las particularidades de cada grupo-aula.
La pregunta que titula tu entrada da mucho que pensar tras leer lo que expones. Al plantearme la posibilidad de las limitaciones que una se puede encontrar al ceñirse a una programación que no ha sido adaptada al grupo-aula, me ha sido imposible el no pensar en situaciones que he experimentado como alumna tanto en la universidad como en el instituto. Muchos conflictos entre profesores a la hora de continuar enseñando unos conocimientos asentados en cursos anteriores puede que se hayan debido a sus diferencias a la hora de aplicar las directrices señaladas en la programación docente.
En definitiva, opino que para el desarrollo de una buena labor docente es necesario el prestar atención a la adaptación curricular.
Un saludo!