¿Política Y/O éxito educativo? (elija la opción correcta)

¡Hola a todas/os!

Inauguro mi blog hablando de un tema tan ‘apasionante’ como son las leyes. En estas primeras horas de clase hemos estado analizando las diferentes leyes educativas que se han desarrollado en España en el último siglo. Esto me ha hecho meditar sobre el papel protagonista que tiene el contexto político-social en la legislación. No solo dicta su contenido, sino que también influye en el éxito de la aplicación de este, y, en muchas ocasiones, ambos elementos no van de la mano e incluso no funcionan juntos. Por tanto, he decidido dedicar mi primera entrada a analizar personalmente esta relación dentro de nuestra historia reciente. 

Empecemos por lo básico: tal y como todos sabemos, toda práctica educativa necesita una buena ley en la que fundamentarse. Lo que no queda tan claro es cuál es la clave para hacer que una mera ley se convierta en una buena ley. Así, parece una ardua tarea, ya que por mucho que lo intentamos (y lo intentamos mucho) no acabamos de encontrar una ley educativa que se adapte a la sociedad española (todo esto, a pesar de los continuos e incesables intentos de nuestro gobierno para dar con ella).

Ninguno de los modelos propuestos en las últimas décadas funciona en nuestras aulas. De hecho, todos son abiertamente criticados tanto por los docentes como por el alumnado. Puede que el problema sea que lo estamos haciendo al revés; en mi opinión, no es la sociedad la que tiene que adaptarse a las leyes, sino las leyes las que tienen que nacer en función de la sociedad. Al igual que tenemos que modificar nuestros métodos de enseñanza a los diferentes grupos-aula, la ley educativa tiene que adaptarse a la sociedad cambiante de nuestro país. En esta línea, no creo que en ningún lugar del mundo vaya a funcionar un modelo educativo de otra época ni de otro país, por muy buenas que sean sus premisas o el profesorado que lo aplica.

Para mí, no es lo mismo enseñar un idioma extranjero en un país que se acaba de abrir al resto del mundo después de una dictadura, que en un país que forma parte de una comunidad internacional. La función de la enseñanza del idioma cambia y, por tanto, así debería cambiar su didáctica. No obstante, nuestras leyes no parecen haber evolucionado mucho, ya que las tendencias actuales ya estaban presentes en el pasado, tuviesen mayor o menor peso o estuviesen expresadas de una manera o de otra. Lo mismo pasa en el aula, ya que por mucho que se actualicen las normas, la modificación de la práctica docente poco ha cambiado.





Para ejemplificarlo, me voy a remontar a 1970. En este año se promulgó la Ley General de Educación (LGE), sucesora de la ley Moyano. Dado el contexto histórico que rodea su nacimiento, esta debía ser una legislación revolucionadora, que rompiese con todo lo anterior para crear algo nuevo y progresista; y, en la teoría, así lo fue. El documento actualizaba los contenidos y la metodología docente, proponía medidas más participativas y activas, buscaba el aprendizaje real de los alumnos y no solo la mera memorización, planteaba métodos para fomentar el pensamiento crítico y la creatividad de los alumnos e incluso mencionaba que en las aulas se debía de hablar en la lengua extranjera. En la práctica, sin embargo, no fue tan innovadora, ya que suponía una ruptura con la tradición docente del profesorado de la época, que debía tirar abajo la idea de pedagogía en la que había sido educado y con la que llevaba años ejerciendo. 

Y aún a pesar de esto, la LGE supuso un primer paso hacia la enseñanza del futuro e incluso una zancada en comparación con el escaso progreso alcanzado con las leyes posteriores. A fin de cuentas, pasábamos de un sistema educativo influenciado por una política represiva y conservadora a un modelo que, a pesar de tener grandes fallos, marcaba el rumbo hacia la educación activa.

El problema vino cuando al finalizar la etapa LGE se abrió paso a un periodo de inestabilidad en la legislación que afectó en gran medida a la realidad educativa de España en las últimas décadas. Aún con un contexto mucho más favorable que el de 1970, en un Estado democrático, con mayor inversión y más personal docente, más conocimiento y más centros y años de escolarización obligatoria, la inestabilidad echó abajo la creatividad y la motivación y, consecuentemente, la innovación y progreso hacia el éxito educativo. La inestabilidad confunde a la sociedad y a la comunidad educativa, de forma que ni los/las docentes ni el alumnado se atreven a dar un paso más allá.  

Por ello, quizás deberíamos centrarnos en mejorar las leyes vigentes, en vez de cambiarlas cada cuatro años.


PD: Os dejo un artículo que me ha parecido muy interesante sobre la enseñanza de idiomas en la España de 1930. En resumen, explica cómo, de nuevo, el contexto socio-político y la dictadura echaron abajo los intentos de progreso educativo de la república. 


https://journals.openedition.org/dhfles/785

Comentarios

  1. Hola María,

    Quiero empezar felicitándote por realizar una entrada tan completa y hacer reflexiones tan interesantes sobre nuestro sistema educativo. Tu entrada me ha parecido que ponen en relevancia muchos aspectos en los que la sociedad española debería reflexionar de cara a un cambio educativo.

    Concuerdo completamente contigo en el hecho de que, si observamos las legislaciones educativas que se han aprobaron en las últimas décadas, veremos el papel protagonista que tiene el contexto político-social, y más concretamente el hasta ahora bipartidismo, en la legislación educativa. También coincido en la urgente necesidad de un pato educativo urgente en nuestro país.

    Está claro que no todo el mundo concordará en que una ley educativa es mejor o peor que otra, pero creo que sí que hay cierto consenso en el hecho de que los sistemas educativos necesitan un contexto político estable para poder desarrollarse de a cuerdo con las necesidades sociales.

    Veo esta entrada como un halo de esperanza y me alegra ver que estamos tan concienciadas sobre este tema, ya que, como el gobierno no ayuda, está claro que el cambio solo puede llevarse a cabo desde la próxima generación de docentes, a la cual pertenecemos.

    Finalmente quería decirte que he ojeado el enlace que nos proporcionas y me parece muy interesante. En especial le encuentro gran utilidad ya que nos recuerda nuestro pasado como sociedad y nos hacer reflexionar sobre cómo queremos que sea nuestro futuro educativo.

    Muchas gracias por esta entrada llena de aportaciones interesantes que nos invitan a reflexionar y despertar nuestro espíritu critico!

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